DE ISLEÑO A PENINSULAR: ALMERÍA, 1996-2003

TIRO Y COMBATE EN LOCALIDADES

Patrulleros y francotiradores en auge

La importancia que últimamente se le está dando al tiro y al combate en localidades en el 3er Tercio bien merece un apartado dedicado a estas materias. La patrulla de tiro (formado mayoritariamente por personal del Tercio) estuvo a punto de ganar en el 2003 el campeonato interejércitos (al final un fallo técnico en un arma la relegó a un honroso segundo puesto), a los francotiradores se les ha dotado de un moderno sistema de simulación de puntería para practicar en seco y de medios complementarios que les permitirá ser unos de los más eficaces de nuestro Ejército y a los fusileros se les ha dotado de dos salas de tiro con láser sobre una pantalla con proyección de películas donde aparecen enemigos que les disparan, de fusiles eléctricos con balines para la doble acción y de blancos móviles manejados a distancia que aparecen inesperadamente. Es decir, que el tiro de siempre, sobre siluetas fijas a distancias fijas, se complementa con el tiro instintivo en una sala oscura y en otras de proyección de películas (dentro del cuartel) y a lo largo de una vaguada y de una calle (simulando con paneles, puertas, ventanas y esquinas), o en un foso lleno de obstáculos diferentes para llevar a cabo un tiro práctico, a corta distancia (tipo policial).

Por otro lado, con la construcción de un polígono de combate en población con diferentes tipos de casas y calles, anexo prácticamente al acuartelamiento, el Tercio puede ser ahora mismo una de las unidades punteras en este tipo de lucha, cada vez más importante en el combate moderno.

Recordemos que desde su creación en 1920, la Legión, como fuerza de choque dispuesta a ser siempre empleada en la primera línea de combate ha tenido a gala que la instrucción en el tiro siempre ocupara un lugar preferente en el programa de adiestramiento de sus unidades. No en balde se sabía que de inmediato, tras un breve periodo de entrenamiento, todos los legionarios recibirían su bautismo de fuego teniendo enfrente, como enemigos, a unos buenos tiradores como es el caso de los rifeños rebeldes del entonces Protectorado de Marruecos. Finalizadas las contiendas en el norte de Africa, la guerra civil y los conflictos de Ifni y Sahara, los Tercios organizaron unas magníficas patrullas de tiro como herencia directa de aquellos especialistas en tiro que siempre caracterizaron a este Cuerpo. Estas patrullas han copado, año tras año, los primeros puestos en los concursos nacionales de esta modalidad, destacando por el increíble número de impactos que siempre han logrado concentrar en menos de un minuto tras una marcha forzada de 10 Km y una carrera de velocidad de 200 m. El Tercio D. Juan de Austria no podía ser menos en este sentido y en sus diferentes épocas ha mantenido una buena patrulla de tiro.

Por su parte, junto a estos legionarios capaces de efectuar una potente y certera descarga de fuego en tan poco tiempo y con la máxima cadencia, en el Tercero existen otros especialistas en tiro no menos importantes, los francotiradores, que provistos con sus fusiles de alta precisión del tipo Accuracy y Barret se entrenan para cumplir ese lema propio de los tiradores selectos de ¡una bala, una baja! , a distancias comprendidas entre 500-1000m y 1000-2000m respectivamente. Pero de nada serviría el disponer de unas patrullas de tiro o de unos grupos de francotiradores, cualificados los primeros por su rapidez y eficacia sobre objetivos próximos, y los segundos por su precisión sobre objetivos lejanos, si la gran mayoría que constituye el resto de sus compañeros que forman en las filas legionarias no recibieran también un entrenamiento intensivo en esta materia. Este tiro abarca no solo el habitual, contemplado en las correspondientes libretas de tiro, sino que se adapta a las necesidades actuales de unas fuerzas de choque modernas como lo son la VII y VIII Banderas. Así, podemos hablar del tiro de combate, instintivo y en población.

La patrulla de tiro: rapidez y densidad de disparos

Respecto a la patrulla de tiro, está formada por un Oficial, un Suboficial y diez de tropa, además de seis a ocho reservas. Estos veinte legionarios de la patrulla de tiro reciben uno de los entrenamientos más duros que se puedan programar. En el mismo se combinan tres facetas bien distintas, la técnica, la preparación física y la psicológica. Empecemos por la forma física. Consiste en correr 10 km. campo a través y por caminos, con uniforme, fusil y el correaje con cuatro cargadores de 30 cartuchos, existiendo una bonificación por cada diez segundos que se logre bajar de esta hora y una penalización en caso contrario. No se trata de llegar agotados sino de dosificar esfuerzos, pues alcanzada la meta, tras cinco minutos dedicados a la revista de equipo, se inicia otra carrera, esta vez más corta –de 200m- pero más veloz y seguida, sin solución de continuidad, de la descarga del mayor número posible de disparos en el menor tiempo. En definitiva, la densidad y la rapidez son las dos características principales del tiro del patrullero.

Para ambas acciones, carrera y tiro, se dispone de 90 segundos, es decir, que todo el tiempo ahorrado en lo primero, se gana en beneficio de poder efectuar un mayor número de impactos, de ahí la importancia del entrenamiento físico. En definitiva, los tiradores deben conjugar la resistencia física (carrera de 10 km) con la velocidad (carrera de 200 m), logrando llegar a la línea de tiro con un número de pulsaciones no excesivo para evitar restarles eficacia a los disparos. El tabaco y el alcohol son, por tanto, malos aliados del patrullero quien, además, debe cuidar su dieta como cualquier deportista. La patrulla no puede permitirse el lujo de que uno de sus componentes se quede atrás durante la carrera de 10 km, pues el cronómetro se detiene cuando entra el último tirador en meta. Lo mismo ocurre con los 200 m de velocidad siendo el margen aconsejable entre 30 y 35 segundos al objeto de disponer de 60 a 55 segundos para, primero, realizar las operaciones de entrada en manta, y luego, disparar entre 40 y 50 tiros. Esta preparación física se traduce en un trabajo en pistas realizando, unos días, series de 200 m de velocidad, otros, series de cross de 20 minutos, dejando como mínimo un día a la semana para una evaluación completa.

Respecto a la preparación psicológica, de todos es sabido que un mal día lo tiene cualquiera pero el caso que nos ocupa, una competición interejércitos a nivel nacional, el fallo de un tirador no solo afecta a todo el conjunto sino que puede suponer echar por el suelo todo el esfuerzo de ese entrenamiento continuado durante varios meses. Constancia, seguridad en sí mismo, afán de superación personal, trabajo en equipo, compañerismo, temple, sangre fría,… son algunas de las virtudes que deben configurar la personalidad de un patrullero. Una bajada de moral por motivos personales afecta sin duda al rendimiento individual y, por ende, al de toda la patrulla. En definitiva, el día de la competición, al igual que ocurriría en un combate real, son los nervios los que hacen bajar las buenas marcas obtenidas en los entrenamientos. Al final, los tiradores más equilibrados psicológicamente, sin altibajos emocionales, son los que obtienen mejores resultados.

Por último, y quizás más importantes, están los aspectos técnicos del tiro como la entrada en posición (en manta), amarrar el arma, encarar, cambiar de cargador. Se trata de llegar a un automatismo de forma que cualquiera de estas operaciones se realice en el menor tiempo posible obteniendo, a cambio, más segundos para el tiro, propiamente dicho. Toda esta mecánica empieza en los momentos previos a la carrera de los 200 m, donde cada tirador pasa revista a su arma y comprueba que la aleta del seguro está en la posición de tiro a tiro y el alza regulada a la distancia adecuada. A continuación se desacerroja el arma, sacando los rodillos de la pieza de bloqueo y acompañando el cierre hacia delante al objeto de que luego, al montar, esta operación sea menos costosa. Finalmente se efectúa la presa en el brazo, iniciando la carrera con el fusil en esta posición. Solo a 30 o 40 m antes de la llegada a la línea de tiro el arma se lleva hacia el pecho mientras que con la mano libre se desabrochan las cartucheras y se cogen los cargadores sin sacarlos.

Al pisar la manta, de forma automática se hinca la rodilla derecha, se apoya la mano del mismo costado, se lanza hacia atrás la pierna izquierda, se sube la culata al hombro, se abre el codo izquierdo, se encara, se disparan 30 cartuchos y se cambia de cargador, intentando agotar este segundo lote de 30 disparos. Sólo en casos contados se logra iniciar el consumo de un tercer cargador. Como curiosidad digna de mención decir que la tensión que sufre el arma con la presa es tal, que con el tiempo ésta se va curvando y los disparos agrupados, que inicialmente impactan en el centro de la silueta, con el transcurrir de los días se van desviando poco a poco hasta salirse por un lateral. Llegado este momento se cambia de arma pues como norma los tiradores siempre apuntan al pie y centro de la silueta.

Otra peculiaridad de este tiro rápido es que, a diferencia del tiro de precisión, donde se aprieta el gatillo con la primera falange del dedo realizando cada vez los dos tiempos del disparo, el patrullero utiliza la segunda falange y sólo efectúa el segundo tiempo. Es decir, tras cada tiro el patrullero suelta un poco el gatillo y cuando nota que la palanca de retenida coge el diente, vuelve a apretarlo de nuevo, un truco más para ganar tiempo. En cualquier caso, la clave de este tiro, como el de cualquier otro, es saber apuntar, esto es, hacer coincidir como concéntricos los dos aros, el del alza y el del cubrepunto del punto de mira. El tirador debe acercar o alejar su ojo hasta lograr los concéntricos y, a partir de ahí, apuntar según es sabido.

Ver correr, entrar en manta y disparar tantos cartuchos en tan poco tiempo, impactándo en las doce siluetas entre 500 y 600 disparos en menos de ese minuto disponible para el tiro, resulta impresionante y da una idea de lo efectiva que sería una patrulla de este tipo a la hora de entrar en combate. Tradicionalmente las patrullas de tiro de la Legión han copado los primeros puestos en el campeonato interejércitos. Así en el año 2003, de un total de 12 equipos finalistas, quedó en primer lugar la patrulla del Tercio Gran Capitán, 1º de la Legión, en segundo lugar la de la Brigada de la Legión (en su mayoría formada por legionarios del Tercio D. Juan de Austria, 3º de La Legión), y en el tercer puesto la del Tercio Duque de Alba, 2º de la Legión.

Los francotiradores: un disparo, una baja

En lo que respecta a los francotiradores del 3er Tercio, las misiones que pueden llevar a cabo son múltiples, como por ejemplo, tantear y provocar desde lejos las reacciones de los primeros escalones desplegados por el enemigo en un combate ofensivo. Proteger la retirada de unidades en un combate defensivo. Destruir o neutralizar armas especiales, misiles y armas contracarro, aviones en el suelo, puestos de mando, elementos de transmisiones, vehículos acorazados, helicópteros, ametralladoras,… eliminando al personal que las maneja o dañando las partes más sensibles de este tipo de objetivos con proyectiles perforantes-incendiarios. Controlar ventanas, puertas,… desde donde puede reaccionar el personal contrincante durante el avance por las calles o la limpieza de edificios en un combate en población. Sembrar la inquietud y hostigar la retaguardia disparando sistemáticamente contra el jefe o el primer hombre de una patrulla y cuadros de mando. Batir francotiradores enemigos. Proteger convoyes y puestos de mando,…

Para cumplir estas misiones, y ante la posibilidad de que un francotirador tenga que actuar destacado o se quede aislado, será necesario un entrenamiento muy completo. Por un lado, requerirá una formación general y polifacética en técnicas como patrullaje, infiltración, orientación, transmisiones, identificación de material, sanidad, camuflaje y adaptación a todo tipo de terreno, a la nocturnidad y a las condiciones atmosféricas más adversas, etc. Por otra parte, se intensificará su instrucción específica en tiro de precisión, tanto en sus aspectos técnicos como en los métodos de relajación y concentración, balística, apreciación de distancias, observación del escenario asignado, corrección del tiro por efecto del viento, de la temperatura, humedad, luz.

Todas estas enseñanzas teóricas se conjugaran con las prácticas del tiro, aumentando unas veces las distancias del tirador a las siluetas, disminuyendo otras el tamaño de los blancos, e incluso disparando sobre siluetas de hombres en movimiento. A modo de ejemplo, un calibre 7,62 mm con viento transversal de 20 km/h puede desviar una bala 1,2 metros a 600 m de distancia o 3 m a 1000 m De todo esto se deduce que el arma de un francotirador necesita ir acompañado de unos accesorios que le son imprescindibles, como unos buenos prismáticos o anteojos para que el binomio observe y corrija el tiro, un pequeño telémetro para medir exactamente la distancia a la que se encuentra el objetivo y un anemómetro para poder corregir el tiro según la velocidad del viento. Tampoco puede faltar un buen traje de enmascaramiento para poder estar cómodo sin delatarse a pesar de permanecer mucho tiempo inmóvil en un mismo asentamiento.

Pero de nada serviría la preparación técnico- táctica si no se parte de unas cualidades básicas e imprescindibles en todo buen tirador: puntería, buenas condiciones físicas, sangre fría, equilibrio emocional, espíritu de sacrificio, sentido común, motivación, dotes de buen observador,… Todo ello sin olvidar que en ocasiones pasará muchas horas inmóvil al acecho, esperando que se presente el objetivo previsto. Debe poseer, en definitiva, las aptitudes típicas de un cazador furtivo, que se introduce en un territorio prohibido, calcula el riesgo y espera con paciencia a su pieza, disparando con certeza sin que se pueda permitir el lujo de fallar.

En otro orden de cosas cabe señalar que el francotirador siempre actuará con un binomio como mínimo o en una patrulla, recibiendo la protección del resto de los compañeros provistos a tal efecto de armas automáticas para su defensa próxima. Cabe destacar que en el Juan de Austria se utiliza un moderno sistema de marca finlandesa, el Noptel para aprender a disparar con precisión. En el mismo se registra en un ordenador toda la secuencia del tiro en seco sobre un blanco situado dentro del propio cuartel a menor distancia que la típica de empleo pero que simula una distancia real de hasta 500-1000m. Este sistema permite analizar en la pantalla, tras cada disparo, el movimiento del arma, posibles gatillazos, respiración,…. corrigiendo los defectos del tiro sin necesidad de ir al campo con las ventajas añadidas de no consumir munición ni desgastar el arma. Por otro lado, en el 2003 se ha adquirido equipos complementarios (telémetros, anemómetros, prismáticos, etc) que sirven de gran ayuda a la hora de ejecutar un tiro de precisión.

Por otra parte, en el Tercio D. Juan de Austria se están probando nuevos modelos de empleo de los francotiradores agrupados en una sola unidad como, por ejemplo, infiltrarse de noche cerca de las líneas enemigas, causando bajas aprovechándose de la precisión de sus armas y del efecto psicológico que éstas producen. Al estar las dos Banderas de este Tercio dotadas de vehículos blindados (BMR) los objetivos prioritarios de los francotiradores legionarios son, inicialmente, las armas contracarro (tipo Tow y Milán) y, una vez desembarcado el personal, las ametralladoras enemigas que son las que más daño producirían durante el avance de los legionarios. Para evitar que los francotiradores sean descubiertos por el ruido de sus disparos se está experimentando, con magníficos resultados, el hacer coincidir éstos con las descargas de la artillería propia.

Los fusileros y el tiro instintivo: del láser a la casa de goma

El saber disparar bien con el fusil individual puede ser una cuestión de vida o muerte para cualquier soldado. En el caso de los legionarios del 3er Tercio, como combatientes de primera línea, este argumento adquiere un mayor valor. En efecto, para que un legionario realice con éxito todas las misiones que le puedan ser asignadas, tanto en un combate ofensivo como defensivo, el tiro, en cualquiera de sus modalidades debe ser dominado a la perfección. Por ello en el 3er Tercio, no solamente los patrulleros y francotiradores dedican mucho tiempo esta materia sino que, en general, todos los legionarios, y en particular los fusileros, son entrenados para intentar convertirse en auténticos especialistas del tiro de combate e instintivo.

Como colofón a esta formación específica, que se inicia con el tiro de precisión y continua con el de combate, está el tiro instintivo, sin tiempo para encarar. A tal efecto, en el interior de las dependencias del 3er Tercio existen instalaciones para el combate en población y para este tipo de ejercicios. Así en la Base Alvarez de Sotomayor, el tiro instintivo se inicia con tiro con láser sobre una pantalla en el que se proyectan películas de vídeo o montajes especiales, continua con perdigones, sigue con el tiro reducido en zonas habilitadas dentro del propio cuartel y finaliza con fuego real en el campo, donde existen varios polígonos adaptados para el mismo.

El segundo de estos ejercicios, según lo dicho, es el tiro con balines. Se efectúa con fusiles M-16 idénticos a los de guerra pero fabricados con material más ligero y con las mismas características que las armas originales. Con esta práctica, a la ventaja de realizar ejercicios de tiro en el interior de edificios de la propia Base, eludiendo el peligro de los rebotes producidos sobre las paredes, hay que añadir el ahorro de tiempo que supone el no tener que desplazarse a los campos de maniobras. Los perdigones son pequeñas esferas de plástico que no se estropean con el impacto sobre siluetas de cartón o corcho (donde se quedan insertados), ni tampoco cuando rebotan tras hacer blanco sobre siluetas metálicas que van apareciendo repentinamente a lo largo de un circuito preparado a tal efecto. Además, son poco peligrosos si impactan sobre una persona con la excepción lógica de los ojos, motivo por el que los tiradores deben usar gafas de combate en población. Todo ello permite la doble acción que tanto realismo y motivación produce en los ejecutantes. Un siguiente paso consiste en sustituir los perdigones por munición de tiro reducido (eficaz hasta 20 metros) aprovechando el mismo circuito citado.

Otro ejercicio que se lleva a cabo en el Tercio, según lo dicho, es el tiro con láser y disparos simulados con sonidos efectuados sobre una pantalla gigante de vídeo o sobre una pared blanca de un salón en la que se proyectan películas de acción. En esta peculiar sala de cine se reproducen situaciones similares a las que se pueden observar durante un combate en población o un asalto. El espectador, en este caso convertido en tirador, apunta instintivamente hacia el blanco señalizándolo con el punto rojo del láser e inmediatamente efectúa o no el disparo, según se trate de un soldado oponente o de un compañero o civil. En la pantalla del vídeo se puede establecer de forma progresiva distintos grados de dificultad, en escenarios diferentes, reproduciendo lo que serían los momentos más intensos de una acción. Además los contrincantes aparecen a diferentes distancias, adoptando diversas posiciones (de pie, tendido, …), en distintos lugares (puerta, muro, matorral, pozo de tirador, …), y en una situación estática o moviéndose más o menos rápidos como en un caso real.

A este ejercicio de tiro con balines y con láser, efectuados dentro del acuartelamiento, hay que añadir los realizados con fuego real en los campos de tiro que existen colindantes con esta Base legionaria. Así, tenemos el recorrido de tiro instintivo a lo largo de una vaguada donde el tirador es sorprendido con siluetas abatibles que, accionadas por un mando a distancia, se levantan repentinamente. Otros polígonos consisten en una serie de calles, con sus puertas, ventanas, aspilleras y esquinas, simuladas con paneles móviles, donde se práctica el tiro en población. Por último, en dos grandes fosos excavados en el suelo, al objeto de que tres de sus laterales sirvan de paredón para los impactos, se ha acondicionado una serie de obstáculos que el legionario se va encontrando a medida que avanza. De esta forma se le obliga a disparar hacia la izquierda, derecha o al frente adoptando las diversas posturas, muchas de ellas forzadas, que se puede encontrar en un combate de este tipo.

La casa de goma, construida con 15.000 cubiertas de coche, de reciente inauguración (año 2003), y el polígono de combate en población, completan este circuito de suma eficacia para la instrucción de tiro de los legionarios del 3er Tercio. La casa de goma, que yo sepa, es la única de estas características que existe en el Ejército español y la más grande del resto de Ejércitos europeos. Permite el tiro con fusil sin rebotes (al introducirse las balas en la arena que llevan en su interior las cubiertas) dentro de sus habitaciones. En este poblado con sus calles y plazas, encontramos una casa pasillo, llena de habitaciones, otra de dos pisos, tres fachadas con diferentes tipos de ventanas y accesos…, todas ellas construidas expresamente para el combate en población, junto con la torre multiuso, donde se puede escalar, bajar en rappel,… Además, se han aprovechado tres caseríos abandonados existentes en sus inmediaciones que también han sido acondicionados con este fin. En definitiva, el tiro rápido de los patrulleros, preciso de los francotiradores e instintivo del resto de combatientes, según hemos visto, constituye una materia fundamental en la instrucción de los legionarios del 3er Tercio.

Polígono de combate en población

El combate en zona urbana (CZU) ha dejado de ser un caso particular del combate para convertirse en el caso habitual del combate. Las operaciones en este entorno requieren una preparación individual exhaustiva e intensa. El legionario ya no puede actuar sin pensar, como se enseñaba hace años. Al contrario. No sólo cabe pensar, sino que ese pensamiento y toma de decisiones debe realizarse en décimas de segundo. El enemigo es fugaz, rápido y sorpresivo, y el legionario debe localizarlo, discriminar si es enemigo, civil o un compañero, y abrir fuego puntual y preciso si lo considera necesario. Todo esto, en décimas de segundo, sin dañar a otros que no sea el enemigo, y sin un gasto peligroso de munición.

El Tercio 3º y la Brigada de la Legión en general, con las instalaciones y medios que ha desarrollado y adquirido, puede considerarse como la unidad puntera del Ejército español en el combate en zonas urbanizadas, tiro de combate y de francotirador.

La instrucción del legionario moderno ya no puede ser técnicamente compartimentada y aislada. La instrucción del tiro de combate y precisión, y las técnicas de combate deben ser desarrolladas en las condiciones más reales posibles. Para lo ello debemos realizar un entrenamiento progresivo y escalonado, por estaciones.

El Cabo 1º Cecilio Andrade, un experto del Tercio en esta materia y uno de los principales protagonistas de la creación del polígono de combate en población nos habla de todas estas instalaciones inauguradas en el 2003:

«A modo de ejemplo desarrollaré esta progresión de uno de nuestros legionarios, pasando por todas las instalaciones actualmente disponibles y utilizando todos los medios.

Dentro de la base, en una primera fase de instrucción, nuestro legionario aprenderá primero las técnicas del tiro de combate. Para ello disponemos de dos instalaciones clave, la Sala Negra y las dos Salas de Proyección con Láser. En ambas se busca instruir al legionario para que reconozca su posición corporal de tiro correcta, para lograr disparar sin tomar puntería ocular, no apuntan sus ojos sino su cuerpo. Su siguiente paso será el Aula de Combate Interior instalada en el interior de una vieja piscina, donde desarrollaremos sus técnicas individuales de combate en el interior de edificios, así como su trabajo dentro de un equipo.

En lo que respecta a la Sala Negra esta instalación es básicamente una nave de 10×20 metros, completamente pintada en negro sin reflejos, y totalmente hermética a la luz. En esta se posicionan una serie de blancos (de color negro), estos blancos poseen una serie de sensores de impacto, así como un juego de minúsculos leds y chicharras. Todo esto va conectado a una mesa de control en una cabina, desde la cual el instructor controla que impulso activa (visual o sónico) para que el tirador dispare sobre el mismo. El instructor recibe, merced de los sensores de impacto, si el blanco es alcanzado o no. Evidentemente no se realizada con fuego real, este se materializa con fusiles eléctricos y bolas de plástico. Esta sala admite el trabajo con o sin GVN, así como en movimiento o estático, igualmente se puede realizar individualmente o por binomios.

Por su parte, las Salas de Proyección con Láser disponen de un ordenador y un cañón de luz para la proyección de películas diseñadas específicamente. Acoplando un puntero láser al disparador de un HK materializamos el punto de impacto del disparo de nuestro legionario sobre los blancos proyectados. Estos pueden realizarse sobre películas propiamente dichas, o diapositivas con imágenes, figuras o combinaciones de imágenes y figuras, obligando al legionario a pensar sobre quien dispara.

Por último, el Aula de Combate Interior está físicamente en una vieja y deteriorada piscina fuera de uso. En ella se han realizado todas las divisiones y compartimentaciones que un combatiente puede encontrarse en el interior de un edificio. La idea es lograr aprender las técnicas individuales y de equipo para la actuación en pasillos estrechos, anchos, puertas enfrentadas, en oblicuo, cruces de pasillos, etc. En la misma podemos realizar ejercicios más dinámicos con enemigo real, para ello los fusiles eléctricos (con la protección inapelable de gafas de seguridad) son realmente inapreciables.

Así mismo el borde superior de la piscina tiene dos funciones, el instructor controla y corrige al equipo desde arriba, y, con los fusiles eléctricos puede realizar un recorrido de tiro del que hablaremos más adelante.

Tras haber sido apto en las estaciones anteriores, el legionario pasará, en una segunda fase, a la instrucción en exterior entrenándose en todo lo relacionado con la escalada en combate, de CZU de Pelotón, Sección y Compañía sin fuego real, en alguna de las dependencias y con fuego real en otras. Veamos seguidamente algunas de estas como la torre de escalada, el polígono de calles, los campos de tiro práctico, la casa de goma, la calle de tiro, el barranco de tiro instintivo,…

En lo que respecta a la Torre de escalada poco hay que decir de ella (o mucho, según se miré), básicamente un edificio de dos plantas de hormigón con todo lo que el legionario se encontrará respecto a la escalada en el CZU. Rápel en pared, invertido, en patín de helicóptero, fast-rope, escala de cuerda, metálica, embutida en la pared, tubo de desagüe, poste telefónico, tubo de bombero, chimenea, rocódromo, en resumidas cuentas: todo.

El Polígono de Combate Urbano es básicamente un pueblo con calles y casas. La mayoría de estas están realizadas con malla y tela, eso si, todas con puertas y ventanas. También existen cinco obras más sólidas, dos fachadas de una planta y una de dos plantas. Estas fachadas disponen de escaleras y pasarelas detrás tanto para posicionar tiradores (supuestos, ya que la instalación no permite el fuego real) o instructores. Así mismo hay una casa con un pasillo largo y muchas puertas, y una casa de dos plantas. Esta instalación permite la instrucción hasta el nivel de Cía. con despliegue de todos los medios de la misma, incluidos los BMR.

Otros campos interesantes son los de Tiro Práctico. Difieren de los usuales en estar semienterrados, ya que el tiro no se realiza de forma estática ni solamente al frente. En estos campos de tiro se posicionan obstáculos de distinta forma y configuración (construidos de forma artesanal), obligando al legionario a desplazarse, con objeto de forzarle a adquirir y alcanzar blancos desde posiciones corporales extrañas y atípicas a la instrucción habitual hasta ahora, pero no a las situaciones reales del CZU. Distintas formas de aspilleras, bancos, escaleras, puertas, etc. Todo con tal de llevar a buen término el lema de difícil instrucción, fácil combate. Para llegar aquí el legionario realizará previamente este tipo de recorridos en el borde superior de la piscina vista en el apartado anterior, con fusiles eléctricos.

En lo que respecta a la Casa de goma se trata simplemente una casa cuyos muros son columnas de neumáticos rellenos de arena para evitar rebotes. En la misma realizaremos las técnicas de limpieza y combate desarrolladas en el Aula de Combate Interior, pero con munición de guerra. Este tipo de instalación permite alcanzar un nivel de combate difícilmente igualable con otros métodos. La utilización de pequeñas cargas explosivas y fuego real (ni botes de humos ni munición trazadora) dará al legionario un soltura y confianza extrema. En esta instalación se ha habilitado un acceso subterráneo a modo de alcantarilla o sótano. Como dato curioso, actualmente la casa de goma más grande de Europa está en Gran Bretaña con 550 m2, la nuestra posee 750 m2. La Legión siempre por delante.

Y del tiro con fuego real en el interior de habitaciones pasamos al tiro en una calle al aire libre. Esta instalación se diseñó en base a vallas de construcción cementadas al suelo y forradas de lona, para simular una calle con fachadas a ambos lados. Desde una de ellas se dispara hacia los blancos situados tras la otra. En la primera se han realizado aberturas de todos los tamaños y formas, para que el tirador adquiera los conocimientos necesarios para disparar de cualquier forma, posición y ángulo. En las fachadas opuestas se han practicado ventanas mayores para los blancos. Alguna de estas fachadas permiten acceder al interior para ampliar la instrucción. También puede progresarse por la misma calle individualmente o en equipo.

En lo relativo al Barranco de Tiro Instintivo, esto no es nada nuevo. Al lado de la calle anterior se encuentra un barranco adaptado para la instrucción de tiro instintivo como siempre se ha hecho, el tirador avanza abatiendo todo blanco que se le presenta, la mejora radica en los blancos. Estos son radio controlados lo cual permite realmente sorprender al legionario (ver apartado de Ayudas y Mejoras a la Instrucción).

Finalmente existe un campo de Tiro de Blancos Móviles sobre el campo de tiro n° 4 con una instalación que permite mover los blancos transversalmente al mismo. Esto es simplemente un sistema de poleas que mediante una manivela accionada por un legionario mueve los blancos.

Para ayudar a la instrucción y vestir estas instalaciones se han adquirido, diseñado y construido una serie de equipos. En cuanto a blancos, actualmente el Tercio dispone de blancos radio controlados de dos tipos, caseros y comprados. Los primeros han sido diseñados, probados, mejorados y construidos en el propio Tercio. Estos blancos se alzan a voluntad del instructor mediante un radio control de aeromodelismo, actualmente disponemos de 36, utilizables en todas las instalaciones que permitan el fuego real. Los segundos, pertenecen a la casa siaisa, evidentemente más caros. Lo mejor de estos es el ser programables y abatibles según programa.

También se han adquirido unos Fusiles eléctricos similares a los que vienen utilizándose en los wargames tan de moda actualmente. Unidades policiales y militares de todo el mundo los utilizan igual que nosotros, en situaciones de instrucción que no permitan el fuego real y sobre todo en ejercicios de doble acción. Estas armas tienen una relativamente buena precisión a las distancias de tiro de combate. La única precaución es para los ojos, subsanándolo fácilmente con unas gafas de protección.

Por último el Sistema de Entrenamiento de Tiro Noptel la joya de la corona de nuestras adquisiciones. Este sistema lo forma un hardware constituido por un emisor-receptor láser y un software que posibilita leer lo que nos dice ese láser. ¿Qué nos puede decir? En pocas palabras nos lo dice todo. Un codo mal puesto, un mal empuñamiento, mal encaramiento, mala respiración, gatillazo, no realizar seguimiento, etc. etc. etc. Nos lo chivatea todo. Con él podemos evaluar y corregir a nuestros tiradores de precisión, a nuestros tiradores normales, o a ese tirador novato de los reclutas que es imposible de corregir normalmente. Además podemos añadirle con el programa datos como: tipos de munición, viento, ángulos de situación, errores del arma, lo dicho, todo lo que un tirador de precisión debe controlar, incluyendo la propia tasa cardiaca del tirador».

6ª Cía: asalto con BMR,s

Respecto a las prácticas de combate en población, con independencia de aprovechar las propias instalaciones, las Compañías legionarias programan salidas Alfa específicas en combate en poblaciones marchando al polígono construido a tal efecto en el campo de tiro y maniobras de los Alijares, en la Academia de Infantería de Toledo. Del mismo modo también suelen dedicar alguna jornada a éstas prácticas cuando realizan ejercicios tácticos en el campo de tiro y maniobras de San Gregorio donde existe un poblado, preparado para este fin, en las Casas Altas del Castellar y en un poblado minero abandonado en Cuevas de Almanzora o un cuartel abandonado existente relativamente cerca de Almería. Veamos seguidamente un caso concreto de este tipo de lucha llevada a cabo por legionarios del Tercio, resumiendo un artículo que en su día (2002) también publiqué en la revista Ejército:

«El Capitán Jefe de la 6ª Compañía Andrés Valero, perteneciente a la VIII Bandera del Tercio D. Juan de Austria, Tercero de la Legión ha permanecido junto a sus Oficiales en lo alto de una cota observando el poblado de las Casas Altas del Castellar durante más de dos horas. Tiene localizados en parte a los hombres que defienden los accesos a esta pequeña localidad y los que circulan por sus calles. La supuesta población civil ha desalojado el pueblo y los militares que lo guarnecen son de entidad tipo Sección. Los vehículos y carros de combate abandonados en la calle y plaza le dan un aspecto de localidad que ha sufrido varios combates con anterioridad.

Tras recordar los últimos detalles de coordinación, cada Oficial regresa con el personal de su Sección que se encuentra al pie de los BMR, ocultos en unas vaguadas próximas. Los Sargentos y Cabos 1ºs Jefes de Pelotón reciben las últimas instrucciones. El avance de los blindados se realizará según lo previsto, atacando el pueblo de oeste a este. La primera y la tercera Secciones desplegaran en vanguardia, avanzando los BMR todo lo que le permitan las armas contracarro enemigas hasta lo más cerca de la linde del pueblo. En este momento desembarcaran los legionarios y efectuaran un asalto hasta alcanzar los primeros edificios, ocultos tras las cortinas de humo de los botes lanzados desde los blindados y protegidos con los fuegos de las ametralladoras de 12,70 mm. Mientras tanto, la tercera Sección y las armas de apoyo permanecerán más a retaguardia dispuestas a apoyar primero por el fuego, y, a la orden, relevar posteriormente a las otras Secciones para mantener el impulso de la acción. Al tratarse de un pueblo pequeño las medidas de coordinación, la asignación de frentes de ataque, puntos críticos a ocupar… resultan relativamente sencillos.

A la hora prevista, se inicia el ataque en fuerza. Los BMR descrestan casi simultáneamente y avanzan desplegados en línea dejando cada uno tras de sí una nube de polvo. Un centinela da la alerta en el poblado y el personal de la guarnición corre de un lado para otro para tomar posiciones. Se inicia el combate de doble acción. Las ametralladoras disparan sin cesar con munición de fogueo. Los legionarios desembarcados de los BMR alternan sin solución de continuidad sus saltos, corriendo a toda velocidad, con los disparos de sus fusiles HK, tras hacer cuerpo a tierra. Pronto los combatientes de la tercera Sección alcanzan las primeras casas del pueblo, las limpian y sitúan sus armas de apoyo y a los francotiradores. Todo el esfuerzo se vuelca ahora en apoyar el avance de la otra Sección hasta que también se conquisten las casas de la otra parte de la calle.

El Capitán Valero mientras tanto, desde su anterior observatorio, dirige esta fase inicial del ataque. Por fin la primera Sección ocupa su objetivo y se ven avanzar a los legionarios por la calle y por encima de los tejados. Se escuchan voces de: entro, salgo, limpio. Algunos defensores son hechos prisioneros. Los francotiradores con sus fusiles Accuracy de 7,62 mm. disparan sobre todo al enemigo que sale de las casas o que se mueve en las zonas más alejadas. Se confirma la importancia de su papel en este tipo de operaciones. Del mismo modo se comprueba el daño que en un caso real producirían los snipers del adversario. Ha llegado el momento de dar un respiro a los asaltantes que han llevado el esfuerzo principal y el Capitán ordena a la segunda Sección un paso de escalón.

Los BMR de la segunda emprenden la marcha a toda velocidad, esta vez en columna, hasta penetrar en Casas Altas. Los legionarios desembarcan y sobrepasan a sus compañeros de las otras Secciones. Los disparos de uno y otro bando no cesan. Los BMR también avanzan apoyando a los fusileros con los fuegos de sus ametralladoras de 12 mm, del Tercio, aprenden, o confirman, una vez más, que coordinar el avance de los diferentes grupos de asalto y de apoyo, resulta difícil y complicado sobre todo para evitar confusiones y bajas propias. Por su parte, el tiro instintivo a cortas distancias en el interior de las habitaciones contra un enemigo real no resultaría nada fácil. En definitiva, todos están de acuerdo de la necesidad de que el Tercio D. Juan de Austria siga adiestrándose en este tipo de lucha tan actual en los conflictos de hoy en día».