DEL NORTE DE ÁFRICA AL ÁFRICA OCCIDENTAL: SAHARA, 1958-1975

LA 1ª BATERÍA TRANSPORTADA

Antecedentes: las Baterías gallegas

Desde la fundación de la Legión en 1920 este Cuerpo siempre contó obviamente, al igual que el resto de las fuerzas de Infantería, con la colaboración de unidades de Artillería que eran asignadas para cada ocasión y misión al objeto de apoyar por el fuego al avance de los fusileros. Estas Baterías, que marchaban a retaguardia de los legionarios cuando estos desplegaban para el combate, eran orgánicas de los correspondientes Regimientos de Artillería de guarnición en el norte de África o de los Regimientos expedicionarios procedentes de la Península (en este sentido se hicieron famosas en la Legión las Baterías gallegas).

Este sistema empleado durante las campañas de Marruecos fue también utilizado durante la guerra civil de 1936-39, si bien la asignación permanente de determinadas Baterías a una misma Bandera de la Legión facilitó una cierta familiaridad entre artilleros y legionarios, unos batiendo por el fuego los objetivos, y otros asaltándolos posteriormente para ocuparlos. Así, no es de extrañar que en ocasiones se concediesen condecoraciones colectivas a las Banderas de la Legión junto a sus Baterías de acompañamiento. Pero en cualquier caso los artilleros no eran caballeros legionarios, ni vestían de verde.

En 1943, tres años después de la creación del 3er Tercio en Larache, apareció en dotación en los tres Tercios una Compañía de cañones de infantería de 75 mm encuadrada dentro de las Agrupaciones Mixtas. En realidad se trataba de piezas de Artillería sustraídas por la Infantería al arma hermana, dueña siempre del fuego potente. Estos cañones de 75 mm eran muy parecidos a los de 105/11 que luego tuvo la Batería Transportada del 3er Tercio (ruedas de madera, el escudo, el afuste…) pero obviamente con el tubo más largo y menor calibre. Es decir, que realmente se trataba de material de Artillería pero manejado por personal de Infantería, con lo que aún no podemos hablar de artilleros legionarios.

En octubre de 1957 se inició una nueva campaña, la del Sahara-Ifni, donde bandas nacionalistas habían creado una situación de mucha tensión. Por aquel entonces se daba la circunstancia de que en los extensos territorios del desierto sahariano las fuerzas militares españolas eran muy escasas. Al carecer estas fuerzas de Artillería, el mismo día de los sucesos de Edchera (13 enero 1958) se trasladó el Grupo de Obuses 105/26 del Regimiento de Artillería nº19 de Carabanchel, que contaba con dos Baterías, llegando al Aaiún a finales de enero. Las citadas Baterías apoyaron durante esta contienda, una a la II Bandera y otra a la IX Bandera, cuando aún pertenecía al 3er Tercio, hasta lograr la pacificación de la zona. De nuevo artilleros y legionarios lucharon juntos, unos apoyando con sus fuegos, otros ocupando el terreno, pero vistiendo uniformes distintos.

La Batería legionaria del Tercero

Por fin, al crearse los Tercios saharianos (Instrucción General 158/102 del EMC) en sus plantilla apareció una Batería Transportada por Tercio, así como los Grupos Ligeros Blindados de Caballería. Con ello se solucionaba el problema de las grandes distancias propias del Sahara permitiendo, con esta actuación interarmas a nivel Tercio (Artillería, Caballería, Infantería), regular adecuadamente las capacidades para el combate (fuego, movimiento y choque).

En suma, fue en 1958 cuando la Artillería se vistió por primera vez con la camisa verde legionaria. En estas Baterías Transportadas se crearon vacantes para los Oficiales y Suboficiales pertenecientes al arma (los Suboficiales luego serían legionarios), mientras que el personal de tropa eran legionarios procedentes de los respectivos Tercios, recibiendo su instrucción en el Grupo de Artillería a lomo del Regimiento nº 93 de La Laguna. Parte de su material procedía, al parecer, de las Baterías expedicionarias destacadas al desierto con motivo de la guerra de Ifni-Sahara de 1957-58. Con fecha 16 de diciembre de 1958 llegó a la cabeza de playa del Aaiún la citada Batería que contaba con 4 obuses de campaña italianos de 105/11 modelo 56. Su ubicación fue en el primer acuartelamiento que tuvo el 3er Tercio en el Aaiun, Rayer Mansur, pues nada más trasladarse a Sidi Buya en octubre de 1963 se disolvió (primeros de 1964).

Las piezas iban montadas sobre camiones Ford-K, preparados para el transporte con caja de madera. Se subía a bordo el cañón con dos rampas y unas prolongas de cuerdas para ayudarse los sirvientes en el izado aunque, por lo general, cuando querían abreviar cargaban, si vale la expresión, a lo bestia.

Su Banderín llevaba en ambas caras la bomba de Artillería sobre el emblema de la Legión en fondo rojo. Respecto a la galleta su color era negro y rojo con los dos bastos cruzados, blanco y negro. En cuanto al pepito, a esta Batería se le atribuye el invento de llevar un portaemblemas colgando del bolsillo para distinguir a las unidades de un mismo Tercio, si bien existen varias versiones enfrentadas al respecto. En cualquier caso el pepito consistía en un legionario con siroquera llevando un rombo con el emblema de la Legión sobre fondo rojo (mitad izquierda) y negro (mitad derecha) y dos cañones cruzados.

Su primer jefe fue el Capitán fue D. Ricardo Fortun Sanz, destinado por OC. de 14-11-58 que cesó el 30-11-59. Luego mandó esta Batería el Capitán D. Rafael Vargas-Machuca y García, (1959-63) y finalmente el Capitán D. Francisco Ferrando Pérez Vila (de julio a diciembre de 1963). Desgraciadamente la vida de estas unidades de Artillería legionaria duró poco, pues a principios de 1964 con motivo de la reorganización del Ejército, según la Instrucción General nº163/13501 EMC, las dos Baterías de Artillería legionaria fueron disueltas.

Hubo que esperar hasta 1995, año en el que se creó el Grupo de Artillería de Campaña de la Brigada de la Legión, para que de nuevo los artilleros pudieran lucir el gorrillo legionario. Por cierto, no es corriente encontrarse con un legionario que haya servido en la Legión como infante, como artillero y como jinete y este es el caso del Tte. Legionario D. Pedro Espinosa Martínez, ya retirado y que actualmente (año 2003) está encargado de la Residencia de Mandos del 4º Tercio. Fue fundador de la Batería del 3er Tercio y también estuvo en el Grupo de Caballería, además de sus destinos en diferentes Banderas legionarias de Infantería.

Un curso en Tenerife

Así nos describe el Cte. Cruz (que en aquella época era Sargento), el curso de conocimientos de Artillería que se dió en Tenerife a los primeros legionarios de la 1ª Batería Transportada.

«Es cierto que las Banderas cambiaron de personal, de numeración y de Guiones, trasiego en el que yo no participé porque fui designado para administrar en Tenerife a los componentes de nuestra Batería (la 1ª) a las órdenes del Teniente Menéndez, mi amigo y familiar. La idea era instruir a las dos Baterías a la par pero al parecer las fuerzas vivas de la isla se sentían muy ofendidas por la llegada de legionarios y el Capitán General optó por mandar a Villa Cisneros a los del 4º y meter a los del 3º de rondón y con nocturnidad en La Laguna a primeros de octubre de 1958, durante las fiestas del Cristo, Patrón no se si de la isla de Tenerife o de la ciudad de La Laguna.

Posteriormente, ya a finales de octubre o primero de noviembre, se incorporó al mismo Grupo de Campaña el personal destinado a la Batería del 4º Tercio, bajo el mando del entonces Teniente de Infantería D. Antonio Rodríguez Osuna. Los ejercicios de tiro de la primera Batería se realizaron a mediados de noviembre en el norte de Tenerife, en Punta del Hidalgo. Estuvimos dos meses largos desconectados del Tercio, pagando a nuestros hombres con sablazos quincenales a los Regimientos de Tenerife, avalados, eso sí, por el Capitán General. Afortunadamente la parte administrativa, que era la mía, salió bien. Embarcamos para el Aaiún el 15 de diciembre con la tropa y el material. Ya se habían presentado los mandos de Artillería en vísperas de la Patrona, incluido el Capitán D. Ricardo Fortún Sanz».

 

 

LA COMPAÑÍA DE CARROS «BAKALI»

Carristas en el «D. Juan de Austria»

Los antecedentes de las unidades de carros de combate en la Legión se remontan a octubre de 1936 cuando, tras realizar un curso de capacitación en Cáceres, se constituyeron varias Compañías de carros, algunas de ellas con carristas legionarios (el Tte. D. Daniel Gómez Pérez de la Legión, apodado Bakali, había perdido la vista y le fue concedida la medalla militar individual, precisamente al mando de una Sección de carros). Pero fue a comienzos de 1937 cuando se creó la Bandera legionaria de carros de combate, convertida, un año más tarde y tras numerosos éxitos durante la guerra, en Agrupación Legionaria de carros de combate.

En noviembre de 1970 el Tercio 3º se potenció con la creación de una Compañía de carros medios AMX-30, conocida por el sobrenombre de Bakali, en honor al Teniente Gómez Pérez. Su acuartelamiento fue el de Sidi-Buya (Aaiún). Su Banderín llevaba en el anverso un carro de combate sobre el emblema de la Legión en fondo negro y en el otro los dos bastos, una blanco, que separa el fondo blanco del verde, y otro basto negro, cruzado sobre el anterior. Como curiosidad en este Banderín de la Compañía estaba bordado sobre el emblema de la Legión un carro M-60 y no un AMX30, que era el modelo de dotación. La galleta era de color blanco y verde y el pepito llevaba un legionario con siroquera con un carro sobre el emblema de la Legión en fondo negro.

Previamente a la constitución de la Compañía el 16 de junio de 1970, una primera expedición de 49 mandos y legionarios había marchado a Francia para efectuar un curso de carros AMX-30, realizando antes unos ejercicios de adaptación en Bétera (Valencia) en el Batallón de carros del Vizcaya 21. Sus primeros componentes procedían de los dos Tercios saharianos (tanto de sus Banderas como de sus Grupos de Caballería). Luego marchó una segunda expedición a Francia. Su primer y único jefe (1970-75) fue el Capitán de Infantería D. Antonio Rodríguez del Cerro.

Además de los 18 carros AMX-30 (5 por Sección más 3 de PLM) la Cía recibió 5 góndolas con sus correspondientes camiones tractores Enasa-Pegaso 2080 para trasladar los carros sin desgaste y con el consiguiente ahorro de combustible y de mantenimiento. En su última etapa, durante la crisis del Sahara, formó parte, junto con otras dos Compañías de Carros de la Brigada Acorazada, desplazadas desde Madrid al Aaiún, de un Batallón de Carros que constituyó la reserva del Gobernador General del Sahara, especialmente durante el despliegue de unidades originado por de la Marcha Verde. En diciembre de 1975 la Cía. Bakali fue disuelta con motivo de la evacuación del Sahara. Los 18 conductores de carros con dos Sargentos estuvieron en el acuartelamiento del Regimiento Acorazado Wad-Ras nº55 donde se entregaron los carros, dando un curso con los AMX-30 al personal de aquella unidad.

La Compañía de AMX-30, sometida a una continua instrucción de mantenimiento, conducción y reconocimiento de todos los elementos del carro, realizaba tiro de cañón y ametralladora, participando con las unidades de las Banderas, bien reunida o por Secciones, en diferentes supuestos tácticos. En uno de ellos, efectuado el 9 de septiembre de 1972 en la zona de Daora con el nombre de Contragolpe 1 estuvieron presentes los Agregados Militares de varias naciones, siendo las unidades actuantes la VIII Bandera y la Compañía Bakali con sus 17 carros de combate. Lo cierto es que resultaba impresionante ver desplegar todos los carros, junto a los vehículos del Grupo Ligero y los de las Banderas, en la inmensidad del desierto, levantando múltiples columnas de polvo y arena.

Del Aaiún a Carpiagne (Marsella)

Uno de los Suboficiales fundadores, el entonces Sargento Lara Cimadevilla nos describe así los primeros pasos de la Bakali y el curso de carrista realizado en Francia:

«Me acuerdo perfectamente (como si fuese hoy), cuando el día 7 de mayo de 1970 y estando yo en el 3er Tercio sahariano en el Aaiún, se empezó a oír un macutazo de que se iba a formar una Cía de carros medios para el Tercero, y que los componentes de la misma irían a Francia para hacer el correspondiente curso. En principio el personal era poco reacio a esta noticia, pero yo nunca desconfié de ella ya que según se estaban poniendo las cosas en el Sahara español, era muy necesario el contar con estos medios acorazados. Sencillamente lo veía con claridad meridiana y muy positivo.

Bien, como primer voluntario, empecé a mover el rabo, como se suele decir, para poder meter la cabeza en este belén de los carros y con la consiguiente pérdida del destino que ocupaba, quedé relacionado para ir al curso. Y cuando todo ello parecía que se había quedado en fulta, zas, llegó el día 15 de junio del 70 y nos avisaron con urgencia de que preparásemos nuestras cosas que a la mañana siguiente emprenderíamos la marcha. Así fue, a las 12 de la mañana nos embarcamos en un DC-4 del Ejército del Aire (estafeta), y nos trasladaron a Las Palmas y esa misma noche navegamos con singladura a Cádiz y nada más llegar a la tacita de Plata, montamos en el expreso y rumbo a Bétera (Valencia), alojándonos en el Regimiento Mixto de Infantería Vizcaya nº 21, en su Batallón de Carros, ubicado en aquella villa.

Formábamos la primera expedición los Sargentos Piñeiro, Ares Miguel, Granero, Escobar y yo, así como los Cabos 1ºs Chulia, Jesús y varios Cabos y legionarios, entre ellos Jardiel, Nielfa, Torrecilla; en total 49 de la escala legionaria. Al mando de todos (después mandaría la Bakali, desde su fundación hasta el final) estaba el Capitán de Infantería D. Antonio Rodríguez del Cerro, auxiliado por los Tenientes de igual Arma Rivera Izquierdo, Arqués Figuroa y Jiménez Morales.

Por cierto, estando en Bétera, y cuando solamente llevábamos setenta y dos horas de estancia y prácticas, nos encontrábamos conduciendo en la pista acrobática y se presentó el General de la Brigada para ver que tal iban las clases de los legionarios. Quedó tan sorprendido que les dijo a nuestros protos que le parecía imposible que en tan poco tiempo fuéramos capaces de pasar la pista con tanta habilidad. (un halago tanto para los profesores como para los alumnos). Una vez en Francia nos llevaron al CIABC de Carpiagne (Centro de Instrucción del Arma Blindada de Caballería), situado a unos 30 Km de Marsella, exactamente donde comienza la costa azul. Esto Centro de Instrucción rayaba la perfección en su funcionamiento, trabajando de noche y de día, sin parar, disponiendo de 20 AMX-30, 30 AMX-13 y un gran ingente de AAM,s Panhard, que doblaba en número a los carros AMX. Como ejemplo cabe citar que contaban con 20 surtidores de gasolina y 20 de gasoil.

De vuelta casa, pasaportes, refrendos, Cádiz, Las Palmas y barco para Aaiún en el correíllo, llegando el día 9 de septiembre de 1970. A los pocos días lo hicieron el Capitán y los Oficiales. Pero antes de que todo esto sucediera ya había salido la segunda expedición para Francia. Esta promoción estaba compuesta por el Brigada Aguilar, Sargento Duque, Sargento Perdrix y otros más, entre ellos el Teniente Ríos Espariz. Mientras esta segunda expedición se encontraba de prácticas en Carpiagne, nos llegó la comunicación de que la unidad, a partir de octubre, debía administrarse como otra Compañía del Tercio. Listas de Revista (cada uno era de una casa, incluso del otro Tercio sahariano, que estaba en Villa Cisneros), justificantes, libros, libros, libros, y así nació la Cía. de carros medios Bakali.

Llegado el mes de noviembre, el día 7 nos emplazaron para ir a recoger los primeros AMX-30 a la frontera de Irún. Fuimos los conductores y jefes de carro al mando del Teniente Rivera Izquierdo, pero nos fue del todo imposible la descarga para trasladar el material hasta Cádiz. Por tal motivo se optó por llevarlo en ferrocarril hasta Bilbao y allí embarcarlo en el Transporte de Ataque Almirante Lobo y, bordeando la Península por las costas de Portugal, se llegó primero hasta Cádiz y luego, tras reparar una pequeña avería, se emprendió rumbo para el Sahara, donde desembarcamos el material en Cabeza de Playa y seguimos por carretera hasta nuestro Acuartelamiento de Sidi Buya en Aaiún.

Esta primera expedición de seis carros se llevaron a pintar de color gacela a Parque y Talleres, y seguidamente empezamos a hacer prácticas de conducción, tiro y demás. El primer problema que se nos presentó fue la falta de agua para lavar los hierros, teniendo en cuenta que una salida al campo suponía arena a caudales. Así que, a base de viajes, viajes y más viajes con cubos de agua, se limpiaban los carros. Luego llegó la 2ª expedición de otros seis carros a la vez que apareció el resto del personal que estaba en Francia, contándonos sus recuerdos, anécdotas e impresiones del viaje».

La Bakali avanza

El material, con gente diestra e instruida, carburaba (figuradamente, ya que el carro no disponía de carburador) fenomenalmente, pero empezaron a surgir pequeñas pegas. En varias salidas algún que otro motor echaba humo bastante negro. Los manguitos de gasoil se aflojaban al tomar contacto el carburante con el bloque, produciendo esos pequeños fallos. Respecto a los especialistas (Mangas, Migorance, etc.) se veían impotentes para poder levantar la tapa del blindaje de la cámara del motor, ya que cada vez que esto ocurría era necesario que viniera el camión grúa del Parque y Talleres y ello no siempre era posible. Estos pequeños atragantones pronto dejaran de existir. Mientras tanto la vida en la unidad transcurría sin mayores problemas. Al asignar un barracón a modo de almacén de repuestos, se inició el desembalaje de cajas y los repuestos se fueron clasificando señalando a cada carro su asignación en estanterías independientes.

Fue una tarea complicada y laboriosa. La Compañía funcionaba bien, pero faltaba algo… y en un tiempo récord se construyeron aparcamientos, surtidores de gasolina y gas-oil y talleres. Ya no se necesitaba llevar al Parque un carro para apretar un simple tornillo. En el taller, amén de fosos disponía también de almacén y de una grúa que se deslizaba por medio de rieles por todo el local. Revisiones de torre, de motor en 50 y 100 horas de trabajo. Por fin todo, todo se reparaba allí, ya no había carro averiado pues en el mínimo tiempo se atendían las averías.

Cuando aparecieron cinco Tractos de 10 velocidades, marca Pegaso, con sus plataformas (góndolas) provistas de torno, la autonomía del carro se acrecentó de tal manera que si a sus 1.000 Km le agregamos los 500 Km del camión, daban un rendimiento óptimo y muy notable. A partir de entonces ya no estaba lejos ni sufría el material para ir a Smara, Tifariti, Hagunia, Guelta-Zemur, Hausa o cualquier otro destacamento, pues con estos medios una Sección de carros se trasladaba fácil y rápidamente a cualquier lugar.

El empujón de Gómez de Salazar

El Cte. Cruz nos describe sus vivencias cuando pertenecía a la Cía Bakali

«En junio de 1.974 el General Gómez de Salazar recibió el Mando del Sector y su primera ocupación fue comprobar el estado de funcionamiento y mantenimiento de la Cía de Carros Bakali. De los 18 carros en plantilla sólo funcionan 8, por falta de repuestos. Arremetió contra el jefe de la unidad, que la mandaba con carácter accidental, el Teniente Arroyo, por ausencia de permiso del Capitán del Cerro. Gracias al entonces Jefe de E.M. del Sector, Tcol Iñiguez, que le presentó las infinitas peticiones de repuestos y partes de averías formulados por la unidad, se paró el golpe.

En el Tercio convivían las Banderas de Fusiles y el Grupo Ligero de Caballería. Pues bien, cuando se fundó la Bakali los de Caballería quisieron que fuera un Escuadrón de carros pero no lo consiguieron. El Comandante Jefe de Parque, que era de Caballería, y había sido Capitán del Grupo hasta su ascenso a Comandante, según contaban las malas lenguas, barría para su Arma a la hora de apoyar en repuestos. Como ejemplo, teníamos 3 ó 4 carros averiados por falta de líquido del circuito hidráulico de tiro, mientras tanto en el Grupo Ligero limpiaban las carcasas de las autoametralladoras con ese líquido que ellos también usaban para el circuito hidráulico de sus blindados. La cuestión es que tras el enfado del General y después de presentarse éste personalmente en el Parque, los repuestos que faltaban empezaron a llegar.

A raíz de ello, ese verano fui feliz. Casi cinco días de cada semana salía al tiro con cuatro o cinco carros, con las dotaciones completas de munición, tanto de cañón como de ametralladora. Volvíamos de vacío y al día siguiente a empezar. Sin lugar a dudas puedo presumir del ser el Oficial del Ejército español que en tiempo de paz ha hecho más disparos de cañón de 105. En el verano del 74 yo calculo que más de 2000. En septiembre de 1974 se completó un Batallón de carros: Plana Mayor y dos Cías de M-48 de la División Acorazada y la Bakali. También se incorporó al territorio un Grupo de Artillería Autopropulsada (ATP).

La Compañía a principios de septiembre tenía todos sus carros en funcionamiento y previstos asentamientos cuarteleros para usar como artillería las torres de los posibles averiados por cualquier causa. Los estacionamientos del acuartelamiento eran de dimensiones muy reducidas y por este motivo los carros estaban aparcados en batería muy próximos entre sí, casi tocándose. Así que, una sola granada bien colocada, como los teníamos repostados y municionados a tope, podía acabar con todos ellos. Para evitar este riesgo a partir de octubre del 74 todas los días, al anochecer, nos marchábamos al campo para sustraerlos a un posible atentado, así pasamos casi un año».

La «Bakali» se fue para siempre

El 11 de diciembre del 75 quedaba en Cabeza de Playa la última Sección de cinco carros de la Compañía Bakali para embarcar con destino a la península. También estaban cuatro góndolas de transporte de carros trabajando en el cuadrilátero de la Operación Golondrina, por lo que en Sidi Buya sólo quedaba una para transportar el escaso número restante de enseres de la Cía y los pocos legionarios presentes. Fue el último vehículo que abandonó el acuartelamiento, coincidiendo con la entrada del primer carro T-54 del Ejército Real marroquí.

El Teniente Cruz embarcó los últimos cinco carros en la Cabeza de Playa de Aaiún (el Capitán y los Tenientes Rico Castro y Candil Muñoz habían marchado al mando de sendas expediciones de material y el Teniente Álvarez Gaume estaba en el hospital por un accidente con carros). Las cinco góndolas estuvieron trabajando en el llamado cuadrilátero de la Operación Golondrina hasta finales de diciembre de 1975. El resto de la tropa de carros embarcó el 8 de enero de 1.976 en Cabeza de Playa de Aaiún junto con la VIII Bandera con destino a Puerto del Rosario. Los 18 carros AMX-30 marcharon a la Brigada Acorazada donde se entregaron al Regimiento de carros Wad-Ras, dando los legionarios un curso de conductores al personal de esta unidad. La Cía. de carros «Bakali» del 3er Tercio había dejado de existir.

OTRAS UNIDADES DESAPARECIDAS

Unidades helitransportadas

El 3º Tercio Sahariano estaba dotado del armamento más moderno del que se disponía, también los procedimientos de combate se habían ido modernizando en la Legión, adoptándose modalidades aún no puestas en práctica por otras unidades del Ejército. Así, desde la creación de la Unidad de Helicópteros del Sahara, con sede en el Aaiún, la cooperación entre helicópteros y legionarios fue constante, llegando a crearse a partir de 1970 Secciones y Compañías especializadas en este tipo de transporte, concretamente la 1ª Cía de la VII y la 8ª Cía de la VIII, así como la SOE de la Cía de PLM, de la que hablaremos posteriormente. Si tenemos en cuenta que en aquella época las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET), que ni siquiera habían recibido aún este nombre, estaban en sus primeros balbuceos y que muy pocos eran los soldados españoles que habían utilizado este magnífico medio de apoyo, podemos decir que los legionarios del Tercero fueron pioneros en las prácticas del helitransporte.

Unidad de Transporte: la Transportada

Las Unidades de Transporte fueron dos, la nº1 en el Aaiún y la nº2 en Villa Cisneros. Estaban servidas por personal de los Tercios, contando con camiones Pegaso 1090 de gasoil y DAF-3045 de gasolina. Cada unidad tenía 20 camiones: los de la número 1 eran todos pegasos DAF-3045 de gasolina, los de la unidad 2, con base en el 4º Tercio, tenía también 20, de ellos la mitad de cada uno de los nombrados. Su plantilla pertenecía a la Capitanía General de Canarias y los tenía a disposición del General Jefe del Sector, que era de quien se recibía las órdenes a través de su Jefe de 4ª del EM, pero ello no le impedía tener un carácter y espíritu legionario al pertenecer todo su personal al Tercio.

Por su parte, con fecha 16 de mayo de 1960 se organizó la Unidad de Transportes y la Unidad de Servicios en el 3 er Tercio a base de personal y vehículos de plantilla de las restantes unidades. Además de esta unidad de Tercio, en cada Bandera se constituyó a su vez una unidad de automovilismo llamada la Transportada (recordemos que de la misma nos habló el Coronel García Mauriño en el apartado de la ciudad santa de Smara). Curiosamente en el 2003 se sigue llamando en el actual cuartel Alvarez de Sotomayor la Transportada al lugar donde se encuentran los garajes de las unidades BMR del Tercio. El motivo que para algunos puede resultar desconocido de esta denominación tiene su origen, por lo tanto, en las unidades de transportes de las Banderas del Sahara.

La Sección de Operaciones Especiales (SOE)

La SOE fue creada en el 3er Tercio en verano de 1975 al mando del Teniente D. Constantino García Palomo, diplomado en Operaciones Especiales. Pertenecía a la Cía de PLM del Tercio. Inicialmente cumplió un importante papel montando emboscadas nocturnas en los accesos al Aaiún en la zona de dunas donde más posibilidades existían de infiltraciones de bandas rebeldes (del Polisario o promarroquies). De hecho produjo un efecto disuasorio. Esta Sección como su propio nombre indica, se entrenaba en procedimientos especiales similares al de las Compañías de boinas verdes (COE,s) y estaba helitransportada (el acuartelamiento de helicópteros se encontraba muy próximo a Sidi-Buya) por lo que constituía una magnífica herramienta en manos del Coronel del Tercio y del General Jefe para su empleo inmediato de día o de noche en cualquier punto del Subsector Norte. Su vida fue muy corta, un semestre, pues con la evacuación del Sahara desapareció la SOE del 3 er Tercio.

in embargo las operaciones especiales en el Tercero se remontan varios años atrás, allá por 1971 cuando el Capitán Máximo Usero (diplomado en operaciones especiales) mandaba la 8ª Cía que recibía una instrucción guerrillera, siendo la Cía helitransportada según dije anteriormente. Sus Secciones (ó SOEs ) las mandaban tambien Tenientes diplomados como es el caso del Tte Jaime Perote, que estuvo mucho tiempo de Jefe de esta Cía como Teniente Comandante, así como los Ttes. Valero, Fontela, Del Molino, etc… Salían continuamente al campo dejándoles los helicópteros en medio del desierto y a los cinco días recogían a estos legionarios guerrilleros, precursores junto con las dos SOE, que existían en el 4º Terciode lo que luego sería la UOEL y despues la BOEL. Esta Cía dependía directamente del General del Subsector del Sahara y constituía una ágil reserva, que tenía los camiones siempre preparados para salir hacia la base de helicópteros del Aaiún y ser trasladada rápidamente a cualquier punto del desierto, especialmente en la zona norte.