DEL AAIÚN A PUERTO ROSARIO: FUERTEVENTURA 1976-1995

ANÉCDOTAS DE LA ÉPOCA DE FUERTEVENTURA

Degradación

¿Quién no ha visto en la televisión alguna película de la Legión Francesa, en la que el protagonista por circunstancias de la trama era degradado y expulsado de la unidad por algún acto deshonroso?. Cuentan como en el Tercer Tercio, estando el Coronel Pallás de Jefe del mismo, un legionario cometió un delito en la vida civil y fue reclamado por la Guardia Civil para su ingreso en prisión. El Coronel quiso dar un golpe de efecto al deshonor que suponía que uno de sus legionarios manchase el buen nombre de su unidad y decidió expulsar al mismo con la aplicación del célebre articulo veintiuno, por el que en cuarenta y ocho horas perdía su condición de militar. Para tal fin, formó a todo el Tercio en le Patio de Armas y con el redoble de un tambor destemplado, en el más impresionante de los silencios, se le fue cortando y quitando del uniforme, toda divisa y distintivo que llevara, incluido la borla de su gorrillo legionario. Acto seguido fue conducido hasta la puerta del acuartelamiento donde, a la vista de todos los presentes se le entregaba a la pareja de la Guardia Civil que le ponía las esposas y le introducía en su vehículo.

Baterías alcalinas al sol

El Teniente Jefe de la Sección se encontró con el Cabo Calorro, sorprendiéndose de ver como, mientras hablaba con la radio ligera BCC, tenía colocadas una serie de baterías de la misma encima de una piedra para que les diera el sol. A la pregunta del por qué las mencionadas baterías estaban de ese modo le contestó completamente convencido que como eran alcalinas así se recargaban. El Teniente entre carcajadas se alejó por no desengañar al Cabo que pensaba que los paneles solares y baterías alcalinas eran la misma cosa.

Boxeo por motivos personales

En el Tercer Tercio se sucedían las riñas entre los legionarios. El Coronel, gran amigo de los combates de boxeo, decidió atajar el problema a la antigua usanza, es decir, aprovechando los Sábados Legionarios, se montaba el cuadrilátero que estaba en las inmediaciones de la pista de aplicación, organizándose a continuación espectáculos pugilísticos, con los servicios médicos alertados y con el árbitro perfectamente uniformado como tal. Durante todo el mes, toda discusión acalorada entre legionarios se resolvía por parte del servicio de cuartel apuntando a los dos individuos para el Sábado correspondiente.

Para abrir boca, normalmente los primeros combates, que eran a tres asaltos, se reservaban para los legionarios que tenían algún conocimiento y que por una bolsa de dinero les alegraba el fin de semana. Después venían los combates por motivos personales. A los participantes en estos últimos se les recordaba al principio del combate las normas del boxeo, sin embargo después de oírse la campana de inicio normalmente el ring se convertía un bombardeo de puñetazos, patadas y mordiscos, tal es así que a duras penas después de acabar el primer asalto los contendientes ya estaban exhaustos. Los gritos de los espectadores animando a sus respectivos amigos y los de tongo se entremezclaban entre los abundantes vasos de sangría. Al finalizar el combate, los dos enemigos viscerales se fundían en un fuerte abrazo y quedando así sus roces y discrepación completamente resueltos.

Cómo sacarle dinero a las averías del coche

En el Tercio de Fuerteventura hacia el año 78, estaba destinado en dicha unidad el Brigada Zamora. Una tarde fue a buscar al Teniente Alonso Gervás a su casa y le dijo que le acompañase al puerto pues en el barco le llegaba un coche que se había comprado de segunda mano en Las Palmas. Fue con él y por el camino le preguntó, con toda la cara dura, si tenía 500 ptas. para dárselas de propina a los que le bajaran el coche del barco con la grúa.

Bajando el vehículo y cuando estaba a unos dos metros del suelo, se soltó el freno de la grúa y ¡vaya chocazo! que pegó contra el suelo. Afortunadamente no se hizo más que unas abolladuras en las puertas. Entonces con bastante mala leche, el Teniente le preguntó: «¿Qué Zamora, les doy la propina?, será mejor que no diga lo que contestó. Fueron con el coche, que funcionaba, a la Agencia Marítima de Seguros, de allí, les mandaron a un local de reparación de vehículos, donde le dieron un presupuesto de lo que valía el arreglo, unas 25.000 ptas. aproximadamente de las de entonces. En la casa aseguradora dieron por bueno el presupuesto y entonces él le dijo al agente de seguros: «Qué le parece si me dan a mí el dinero y arreglaré el coche cuando pueda»; el agente le respondió que a la compañía le daba igual y le endiñó las 25.000 ptas. Se marcharon y estuvieron tomando unas copas y así terminó el asunto; el coche nunca fue arreglado, siguió con sus abolladuras. Por supuesto Zamora nunca abonó letra alguna del coche y posiblemente no dio ni la entrada.

Tiro excelente

El Capitán Rubio Ripòll, hombre entre sus legionarios, poseía un gran ascendiente la virtud de contagiar su entusiasmo en todo lo que emprendía. Predicaba a sus legionarios que siempre debían ser los mejores. En cierta ocasión, durante una evaluación de tiro, una en una de las tiradas los jueces se quedaron admirados por las magníficas puntuaciones que estaba obteniendo la Compañía del Capitán Rubio. En la siguiente tirada, uno de los jueces descubrió el motivo: el Capitán iba a los blancos antes de que aquellos llegaran y sin que le vieran, al estar estos entretenidos sumando los puntos en cada diana, se dedicaba con un bolígrafo de parecido diámetro al del proyectil, a realizar tantos agujeros como fuesen necesarios para que la puntuación fuera excelente. Al Coronel del Tercio no le hizo ninguna gracia la ocurrencia del Capitán Rubio, pero ante sus legionarios se acrecentó su carisma.

Sucio recluta

El Teniente Alcázar, jefe de la Unidad de Instrucción le acababan de llegar las quejas de sus instructores de que el recluta Santana no se duchaba y que olía bastante mal. La verdad es que el aspecto de aquel canario era bastante sospechoso de que así fuera, por el color oscuro de su piel que le parecía más a un individuo de raza negra. Sin miramiento el Teniente ordenó a dos de los instructores que entrasen con él en la ducha con un cepillo de cerdas y con abundante jabón. El resultado fue sorprendente pues salió tan blanco que hasta sus propios compañeros de campamento no le reconocían.- ¡Vaya, tenemos nuevo recluta!- bromeó el Teniente.

Marinero coreano

Al inicio de este glorioso Cuerpo, la llegada de extranjeros era bastante importante, sobre todo en épocas de crisis, después de algún conflicto como la Primera y Segunda Guerra Mundial, guerras coloniales de Portugal y Francia, revueltas internas de algún país africano o americano, etc. También se daban casos como la del marinero coreano que no estaba contento con el destino que tenía en el barco y decidió desertar en Las Palmas. Tras ser detenido por la Guardia Civil por no tener documentación, a un Cabo del Benemérito Instituto no se le ocurrió otra cosa que presentarlo al Tercio y en cuestión de escasas horas ya aprendía a recitar los Espíritus del Credo Legionario en un idioma que no era el suyo, y desde luego sin llegar a comprender lo que significaban esas palabras tan extrañas para él.

Fuego en la noche de San Juan

El legionario Ho, de origen coreano, estaba en el acuartelamiento de La Isleta, en Las Palmas, y la noche del 24 de junio decidió realizar una hoguera dentro del acuartelamiento. El Oficial de guardia le dijo que no era procedente tal fuego. El coreano, no paraba de decir, Pelo, mi Teniente, mi llamal Ho– Como si te llamas Ja.– Pelo mi Teniente, es que Ho es Juan en coleano y hoy es la noche de San Juan.

Tres años para querer a La Legión

Un Capitán del Tercer Tercio intentaba por todos los medios convencer a un legionario para que reenganchara, negándose éste al que ya había estado un año en la Legión y que quería cambiar de aires, pues ya conocía como era la unidad. El Capitán incrementó sus dotes de persuasión y le dijo: » Por supuesto, te pasa como a todos los legionarios que les gusta la Legión, han necesitado un año para conocerla, otro para comprenderla y otro para quererla». A lo que el legionario tan sólo respondió: «¿Dónde hay que firmar?».

¡A formar el retén!

En el Tercer Tercio, en medio de la noche, en el barracón de una Compañía se escuchó una voz desgarradora que gritaba»: ¡A formar el retén!, ¡a formar el retén!. De inmediato la Sección de Retén que estaba alojada en esa Compañía, recogió su armamento y a la carrera formó en el exterior del barracón. El Sargento del retén toma las novedades y al ver que el Oficial no se había enterado de la llamada aporreó la puerta de su dormitorio: – ¡Mi Teniente, mi Teniente, que el retén ya está formado!. El Oficial se levantó rápidamente con el sobresalto correspondiente y salió de la Compañía: – A ver, ¡imaginaria! ¿quién ha llamado al retén?. Hechas las averiguaciones pertinentes se comprobó que el mismo Oficial víctima de una pesadilla había dado los gritos que provocaron la formación.

Tópicos

El lector le sonarán los tópicos sobre la forma de ser del español: moreno, bajito, que le gusta la siesta, el vino y el flamenco, que habla siempre en voz alta y poco serio en temas de trabajo. Algo parecido me pareció reconocer en la publicación de varias revistas y periódicos norteamericanos que trataban las maniobras hispano-norteamericanas realizadas en Almería, con la participación de los marines yanquis y unidades del Tercio. En las mencionadas crónicas cuentan y no acaban, acerca del espíritu de valentía y servicio de que hacen gala los legionarios. En un párrafo dice textualmente: «Los legionarios de España parece que nunca tienen sed, jamás se cansan y los mandos de USA no se explican de dónde sacan tanta fuerza para las marchas, para el manejo de armas ligeras y pesadas y como aún les queda humor para cantar continuamente, sobre todo, alaridos flamencos…». «Esos legionarios no demasiado altos, en general, y ligeros en grasas tienen una puntería fenomenal y no fallan un blanco».

Idiomas

La Agrupación Canarias en el conflicto de Bosnia estaba desarrollando una importante labor, que le supuso el reconocimiento de la opinión pública española. Estaba el legionario de turno intentando comunicarse con uno de los bandos contendientes para que le dejaran pasar con el convoy de ayuda a través de uno de los innumerables puntos de control de carreteras. I a to pass, mientras gesticulaba ostensiblemente intentando dar expresividad a su escaso inglés. Sabe mi Capitán, me duelen las manos de tanto hablar inglés, Le espetó a su mando, mientras soltaba las manos para relajarlas.

Menudo negocio

En cierta ocasión se presentó un analfabeto labriego ante el Señor Coronel del Tercio de Fuerteventura para recoger el producto de la sustanciosa venta que le había realizado un Cabo 1º de dicha unidad: ¡Un land-rover del Ejército! El Coronel después de explicarle que los vehículos no se podían vender tuvo que dar las órdenes oportunas para localizar el caradura de semejante engaño y para, que por supuesto, devolviera el dinero a quien había estafado. Se trata del Cabo 1º José Navarro López, mecánico de la VIII Bandera que además de vender el coche del Coronel también le dio aire a una manguera de unos 50 metros que habíamos adquirido con la única finalidad de extraer agua de un pozo particular en Antigua, estaba siempre a disposición del dueño y se la retiró poniendo como falsa excusa una orden del Jefe de la Bandera.

Lo que se puede llegar a creer

El Comandante Rubio, charlaba animadamente con un grupo de Oficiales en el Patio de armas del Regimiento de Infantería Mérida nº 44. Se acerca al grupo del Sargento Reina, segundo Jefe de la Patrulla de Tiro, quien de acuerdo con el Comandante, y tras un fuerte taconazo y un enérgico saludo, la dice al inolvidable Jefe: «Mi Comandante, al desertor hay que sacarlo ya del bidón.» «¿Cuánto tiempo lleva, Reina?» «Treinta y seis horas mi Comandante.» «Que se joda, déjale hasta mañana por la mañana.» «Mi Comandante, es que ya está muy arrugao.» «Está bien, Reina, sácalo, pero que sepas que cada día te estás haciendo más madre parturienta.» Al alejarse el Sargento Reina, se produjo un largo silencio, que rompió, cuando le pareció bien el Comandante Rubio, continuando con la conversación interrumpida.

En otra ocasión (Rubio era Capitán y mandaba la UIR en Tefía) y ante los Oficiales visitantes de otra unidad de Canarias se presentó el Sargento Parra (figura que al final fue expulsado) con los labios, la barbilla, el bigote y la comisura de los labios manchados de polvo rojizo de ladrillo que tras el saludo reglamentario y en rigurosa posición de firmes espetó. «Mi Capitán, ya me he comido los ladrillos que me mandó tragar, ¿ordena alguna otra ocas?, ¡Nada, pero la próxima te hago tragar un tejar!, replicó enérgicamente Rubio, dando como explicación a los visitantes «hay que aplicar mano dura o se te suben a las barbas!.

Apisonadora militar

En la operación de paz que realizó la Legión por tierras de la antigua Yugoslavia, los convoyes de ayuda humanitaria iban escoltados por vehículos blindados BMR los cuales estaban conducidos por personal que en algunos momentos no tenían el suficiente descanso debido al cúmulo de horas de trabajo. En cierta ocasión, en una carretera, en las inmediaciones de Capljina, un conductor se quedó dormido mientras conducía, despertándose al salirse de la carretera tras notar que había dado un fuerte salto. Al asomarse al borde de su BMR comprobó como se acababa de subir encima de un Zastava, coche civil parecido al popular Seat 600, pero en la versión yugoslava, dejándolo completamente aplastado dado que el BMR pesa 11 toneladas. Afortunadamente no hubo víctimas.

Seguramente el parte de desperfectos de la casa aseguradora debió ser corto, tan solo el de siniestro total.

La prueba del delito

En la misma operación de seguridad en Bosnia, otro conductor también se debió de despistar y su BMR portamortero, que a la sazón lleva los portones superiores algo sobresalientes, chocó con un camión arrancándose uno de estos. El camionero pensó que la única forma de que Naciones Unidas le pagara los desperfectos era llevándose la prueba del delito y ni corto ni perezoso cargó con el mencionado portón que bien podría pesar 40 kilos y se lo llevó. Caso de no cobrar el seguro por lo menos lo vendería al peso en una chatarrería.

Yimmy: un perfecto relaciónes públicas

En el conflicto de Bosnia-Herzegovina, el segundo contingente de Unprofor, se las veía y se las deseaba para pasar los numerosos controles en las carreteras que impedían atravesar a los convoyes de ayuda humanitaria entre los bandos, recelosos estos que esto pudiera ser una ventaja al enemigo. Lo siento mi Capitán, estos tampoco nos dejan pasar, comentaba el traductor, un civil residente en España pero nacido en aquellos lugares y que se le militarizó para tal misión.

El Capitán sin inmutarse respondió: Que vuelva a tratar con ellos el primero Yimmy. Este, un hombre de color, muy sonriente, se dirigió al control muy decidido y hablando en inglés o lo que se terciara, dando unas palmaditas por aquí, unos cigarrillos por allá y contando cuantas cosas divertidas se le ocurrían, lograba captárselos. Ya podemos pasar mi Capitán.- respondió el Cabo 1º Yimmy. Prosigamos pues.- ordenó el Capitán pensando donde estaría el siguiente control y de qué bando correspondería esa vez.

El traductor enfadado comentaba con los legionarios que estaban con él en el BMR, el poco resultado que estaba teniendo su trabajo. Y eso que no sabía que habían querido fichar al primero Yimmy sendos contendientes para que mandase una unidad de su Ejército- apostilló el legionario.

Fuego comestible

Estando la Agrupación Málaga destacada en Dracevo (Bosnia), había una señora mayor a la que habían matado a su marido en Stolac. Debido a esto y a la guerra, pasaba algunos días sin comer, pero ello no era obvio para que fuera simpática y complaciente (desde el primer día, solía invitar a los legionarios a té). Debido a que se recibían muchos paquetes, las raciones de latas no se consumían del todo y un poco antes del último relevo, se juntaron una gran cantidad de ellas y se las llevaron. A los dos días viniendo de un convoy, la citada señora se acercó exclamando ne dobro (no bueno) repetidas veces. No se entendía que ocurría y se dedujo por sus señales y con la ayuda de chapurrear un poco de servo-croata y de inglés que se trataba de la comida. Se le respondió con la extrañeza de por qué no le había gustado. Al rato de discutir con la señora se acercó a su casa y cogió una cosa que al principio no se distinguía. Pronto se vio que se trataba de tres comprimidos de fuego sólido (faltaba uno) y seguía diciendo No dobro. Pobre señora lo había confundido con leche prensada o coco. Fue digno de ver su cara cuando se encendió una de ellas, una vez aclarada la confusión.

Frío extremo en Jablanika

Estando destacado en Jablanika (ciudad perteneciente a la antigua Yugoslavia), a una de las Compañías de la Agrupación Málaga le fueron enviados contenedores reformados para que sirvieran de dormitorios pues hasta ese momento habían estado durmiendo en tiendas de campaña grandes. Uno de estos contenedores había sido arreglado para hacer las funciones de water y aseos.

Era el mes de diciembre y desde octubre que estaban allí instalados, usaban como servicios unas letrinas hechas de madera por donde se colaba la lluvia y el frío. A la mañana siguiente de haber sido colocado el flamante aseo, descubrieron con sorpresa que no era posible hacer uso de él, pues debido a las bajas temperaturas que allí tenían que soportar, se congelaron todas las tuberías y en el suelo de los nuevos aseos se había formado un capa de al menos 30 cms de hielo. Hay que decir que la temperatura había bajado esa noche a -20º bajo cero. Al final, letrinas hasta que llegasen mejores tiempos.

Celebraciones a base de tiros

Una calurosa noche en Jablanica, en el mes de agosto, sobre la una de la madrugada se empezaron a oír tiros en las cercanías del Cuerpo de Guardia y junto a los puestos. La centralita se bloqueaba de las llamadas de los centinelas, informando de los disparos junto a las garitas. Se escuchaban voces, se cerraban ventanas, puertas y más y más disparos. Se resolvió doblar los puestos, meter a los Pelotones en los B.M.R.s y todas las medidas de seguridad posibles; el jaleo siguió hasta altas horas de la madrugada. Al amanecer, pasaron tranquilamente un grupo de combatientes musulmanes, y a las preguntas de qué pasó hace unas horas, contestaron que simplemente estaban celebrando una victoria sobre los croatas en Kostanica (cerca de Jablanica), a base de beber y disparar.

¿Cómo celebrarán aquí las bodas?, preguntó uno.