DEL NORTE DE ÁFRICA AL ÁFRICA OCCIDENTAL: SAHARA, 1958-1975

CUARTELES DEL TERCERO EN EL AAIÚN

El Aaiún, la capital del Sahara

El Aaiún fue la base principal del Tercio sahariano D. Juan de Austria, 3º de la Legión. El nombre de esta población viene del plural de ain que significa fuente o manantial. Debía su nombre a las numerosas fuentes que existen donde se asienta esta ciudad. Era la capital del Sahara español, situada en la margen sur de la Saguia, a unos treinta kilómetros de su desembocadura. Estaba dotada de agua dulce abundante, siendo un centro esencial de comunicaciones, próximo a una playa (Sidi Atzman) susceptible de ser utilizado como área de desembarco. Pasó en poco tiempo de ser una pequeña agrupación de jaimas a constituirse en una ciudad importante, dotada de todos los servicios necesarios, incluso un aeródromo para aviones civiles y militares.

Gracias a los barcos fletados (recordemos que fue el primer problema que tuvo el Coronel Asúa) el Tercio pudo comer caliente desde el primer momento de la llegada a Aaiún. En esta ciudad, antes de incorporarse al Tercio, la vida no era ni fácil ni sencilla, hasta el extremo de que tanto el Director de Iberia como el del Banco Exterior, allí establecidos, solicitaron para sí y sus empleados poder comer en la Residencia de Oficiales y Suboficiales ya que llevaban meses comiendo de latas. Ni que decir tiene que el Coronel accedió y, a cambio, tanto los de Iberia como los del Exterior nos dieron toda clase de facilidades.

La cuestión de las casas militares fue la segunda dificultad del Coronel Asúa ya que no había alojamientos para los Oficiales ni para los Suboficiales; el hecho necesitaba una rápida solución y el Coronel la encontró ya que como Comandante Militar de la Plaza ordenó ocupar las viviendas que se encontraran libres y que no fueran del Gobierno del Sahara, llegando incluso si estaban cerradas a abrirlas por el sistema de la patada en la puerta.

Por su parte la Saguia el Hamra, muy próxima a la población, era la más importante arteria fluvial del que fue Sahara español. Se trataba de una amplia hendidura, normalmente sin agua corriente, y con paredes rocosas. Disponía de mucha vegetación, zonas en las que abundaban las aguas subterráneas con pozos y manantiales de agua dulce (caso del Aaiún) e indicios de vida humana activa en épocas no muy remotas. Así nos describe el Cte. Cruz los primeros meses en el Aaiún:

«Todos los Jefes, Oficiales, Suboficiales y tropa casada que llevaron a sus familiares, durante el primer año de estancia en Aaiún recogíamos el pan en Subayudantía, sencillamente porque la única panadería con recursos era la militar y así siguieron hasta principios del 60 que empezó a funcionar una panadería-pastelería civil.

Llegado el Tercio a finales de septiembre al Aaiún, en el verano del 59 ya había al menos 10 casas para Suboficiales de las que yo ocupé una (a ese bloque de 10 casas lo llamábamos el fuerte de la Preñá porque habían estado destinadas a lupanar para las fuerzas expedicionarias). Se compraron bastantes casas por parte de la unidad, se construyeron para Oficiales y Suboficiales y tropa, yo estrené una en 1960. Con el tiempo, pero pronto, se construyó el barrio de Suboficiales en el primer escalón sur de la Saguia el Hamra y el poblado de Colominas (nombre de la empresa que lo construyó) en la proximidad del aeropuerto donde se alojó a toda la guarnición, bajo la administración del Patronato de Casas Militares.

También, cuando llegamos al Sahara, el agua, además de escasísima era salobre en algunas ocasiones hasta el vómito; al cabo de poco más de un año ya habíamos excavado, bajo la dirección del Coronel Coloma, los pozos necesarios, en principio para abastecer al Tercio y pronto y con agua de calidad, a toda la población, hasta el punto de que la recibíamos en nuestras casas en la cantidad necesaria de la red general.

Respecto a los suministros de víveres en el Aaiún, desde nuestra llegada nos estuvieron explotando con el cuento de las pérdidas en los desembarcos de mercancías, que se hacían con vehículos anfibios de la II Guerra Mundial. En Las Palmas había un almacenista de productos frescos llamado Santana Fleitas, que por medio de un tal Felisindo, antiguo Cabo legionario, se aprovechaba de los precios en las compras de víveres para el Tercio. En febrero de 1.965 fui designado auxiliar del nuevo Comandante administrador, D. Abraham Holgado Murillo, por el único mérito de haber sido el auxiliar administrativo del Capitán Andrade, tal era el respeto que merecía D. José Ramón a sus compañeros de empleo.

Pasados casi dos años y cuando el mando recayó en el Comandante Barrientos López, mi antiguo Jefe de Bandera, me dio libertad para comprar a mi antojo, así que a la vista del anuario telefónico nacional (entonces eran siete tomos) y ayudado por sus direcciones, pedimos ofertas a distintas casas envasadoras de pescados, verduras, carnes, embutidos, chacinas, etc. Al mismo tiempo licenciamos al tal Santana de la nómina de proveedores y pusimos en marcha la compra de frutas y verduras en la frontera de Tah (unos 80 Km al norte de Aaiún) a donde íbamos todos los lunes con un camión civil alquilado, capaz para unas 10 toneladas, comprábamos todo lo necesario para las cocinas y las familias, al tiempo le vendíamos a nuestro proveedor marroquí (Mohamed Uld Barka, que hicimos fijo y fue un acierto) whisky para el gobernador de Tantan, café, mantas, etc. a precios un tanto abusivos.

Importamos toneladas de leche Lita en polvo (la usada en las cocinas de tropa y por las familias) y queso de bola de Holanda, carne congelada de Argentina y Polonia, tabaco de EE.UU. a través del Pobre Canario (traficante analfabeto, pero despierto) y frutas en conserva de Sudáfrica sin ningún problema. Los empleados de Hacienda se ocupaban de ayudarme en todo y me enseñaron alguna que otra triquiñuela para pagar la mitad de los impuestos. Resumiendo, en poco tiempo redujimos los precios en un promedio del 50% siendo de más del 80% la rebaja en frutas (naranjas y las de temporada) y verduras. Doblamos las ventas de 2 a 4,5 millones de pesetas de los de entonces, incluidas las cocinas del Tercio y de casi todos los Regimientos, que no eran pocos. Los almacenistas presentaron una queja al Gobernador que lo único que ordenó fue prohibirnos vender al personal no militar, lo que nunca había ocurrido, puesto que los civiles se valían de sus amigos militares para adquirir lo que querían. Esto es muy fácil de escribir pero difícil de llevar a cabo, a mí, único responsable ante mis jefes del negocio, solo me suponía horas de trabajo y la satisfacción de bajar los precios».

Fueron pasando los años y la ciudad fue creciendo y mejorando sus servicios. Las relaciones con los saharaui y con las Autoridades Municipales eran muy buenas como lo demuestra lo ocurrido cuando llegó el 20 de septiembre de 1970, fecha del Cincuenta Aniversario de la Fundación de la Legión, la Corporación Municipal aaiunense tomó el acuerdo unánime de ofrecer una placa al Tercio 3º, conmemorativa de tan solemne fecha, demostrando así las buenas relaciones existentes entre el Tercio y la ciudad del Aaiún. El acto tuvo lugar, el día 6 de marzo de 1971. El acuartelamiento de Sidi Buya vestía sus mejores galas. En el Patio de Armas, todas las unidades, al completo de sus efectivos, en las tribunas, el Excmo. Señor General Pérez de Lema, ya ascendido a Teniente General; General segundo Jefe, Secretario General y demás Autoridades Civiles, Presidente del Cabildo, Ayuntamiento en pleno, comisiones de Jefes y Oficiales de la guarnición de la Plaza. Primeramente fue leída el Acta del acuerdo municipal, por el que por unanimidad de los miembros de la Corporación se ofrecía la mencionada placa al Tercio 3. Más adelante, el Excmo. Señor Alcalde pronunció, en hassania, unas palabras que el intérprete oficial tradujo así:

«Mi Coronel: en ejecución del acuerdo municipal, que termina de ser leído, me complazco en hacerle entrega de la Placa que el Excmo. Ayuntamiento de mi presidencia resolvió ofrendar al Tercio Sahariano número 3, Don Juan de Austria, de su digno y merecido mando, conmemorando la histórica fecha del Cincuenta Aniversario de la Fundación de la Legión, como justo reconocimiento a la gloriosa historia de tan prestigiosa unidad militar, tan conocida de todos nosotros, a través de los años en que hemos tenido la enorme satisfacción de contar con vuestra alentadora presencia, significativa de segurísima tranquilidad, ofrecida siempre sin regateos y, justamente por ello, por lo que, con el ofrecimiento de la Placa, os expresamos, de todo corazón, nuestros mejores deseos. Muchas gracias, mi Coronel».

El Coronel del Tercio le contestó agradeciendo profundamente esta delicadeza que ataba aún más los fuertes lazos de amistad y de afecto que la Legión sentía por el pueblo saharaui.

El cuartel de «Rayen Mansur»

El III Tabor en El Aaiún era la única fuerza puramente militar que había en el desierto antes del conflicto Ifni-Sahara. A las órdenes del Comandante Sandino inició la construcción del que luego había de ser el acuartelamiento del 3er Tercio de La Legión Rayen Mansur, y una serie de obras encaminadas a la satisfacción de las necesidades de sus componentes, tales como viviendas para cristianos y musulmanes y una productiva granja agrícola y ganadera. El Comandante Sandino incrementó las obras y dió un estilo nuevo a la unidad. Al buen aspecto externo del cuartel, cuidado con esmero, se unía el elevado grado de instrucción del personal y la satisfacción de servir en una unidad, en la que se comía bien y caliente tres veces al día gracias a la granja, granja que más tarde fue durante los tiempos de paz el ojo derecho del Comandante Lago, cuando luego fue Jefe del citado Tabor.

El cuartel de Rayen Mansur perteneció, por tanto, inicialmente al Tabor de Tiradores de Ifni que finalmente mandó el Comandante Lago (el que de Tcol fue Jefe de la VII Bandera en Smara). Luego fue cedido a las Banderas de la Legión expedicionarias en le conflicto de Ifni-Sahara de 1956-58. Allí estuvo por ejemplo la XIII Bandera. Al crearse el 3er Tercio sahariano, este cuartel se constituyó en sede del D. Juan de Austria desde octubre de 1958 hasta octubre de 1963, fecha en la que el Tercio se trasladó al nuevo cuartel de Sidi-Buya. A partir de entonces Rayen Mansur fue ocupado hasta 1967 por fuerzas paracaidistas que con carácter rotatorio se destacaban al Sahara y entre 1967 y 1975 por el Regimiento de Artillería nº 95.

Desde allí el Tercio con sus Unidades y Patrullas recorría continuamente todo el territorio comprendido entre los paralelos 270 40´ y 26o de Norte a Sur y desde Guelta Zemmur hasta el mar, de este a oeste. Pero el Tercio no se encontraba reunido en una misma guarnición; destacamentos alejados hacían que se extendieran más y más los confines. Así no era raro encontrar una noche una partida de camiones y vehículos ligeros bien repostados de gasolina, preparados para que al amanecer pusieran sus motores en marcha para efectuar el relevo; o bien una patrulla en servicio de descubierta, surcando el calor y arrastrando tras de sus neumáticos infinidad de piedras sueltas, como puños. Las inclemencias del clima no impedían que se llevasen a cabo un horario normal de trabajo, y una vez acostumbrado a él los que vinieron del Krimda, la vida cotidiana se desarrollaba normalmente.

Pero volviendo al primer cuartel del Tercio en el Aaiún fue, según lo dicho, el de Rayen-Mansur, también llamado Bab el Mansur, sito en la misma población. En octubre de 1.963, mandando el Tercio el Coronel Galindo Casiellas, el Tercio se trasladó a Sidi Buya, antiguo campamento del Batallón de Instrucción de Reclutas (el BIR) que se había desplazado a Cabeza de Playa de Aaiún. Los talleres de vehículos quedaron en el acuartelamiento de Bab el Mansur durante un tiempo junto con el Regimiento Mixto de Artillería núm. 95.

Al otro lado de la Saguia: Sidi-Buya

Al principio de llegar el Tercio al Aaiún, es decir, en los años 1958 –1959, Sidi Buya era, según lo dicho, un campamento, un vivac con tiendas cónicas, cocinas de campaña caldeadas con leña o con gas-oil vaporizado a tracción. Luego con el tiempo Sidi Buya fue un magnífico acuartelamiento legionario, amplio, limpio – esto de la limpieza es una característica inherente a la Legión-funcional, con dependencias cómodas, dormitorios de tropa suficientes y espaciosos. Su campo exterior era vasto, dilatado y suficientemente variado: llanuras, barrancadas sobre la Saguia el Hamra, o Río Rojo, que no era río porque llevase agua más que de Pascuas a Ramos y no todos los años, y no era rojo, sino más bien pardo, con algunas manchas verdes.

Tambien existían otros uadis (o ríos) menos conocidos y de más prolongados estiajes, algunos tan prolongados como que nadie vió discurrir el agua por sus cauces. Mogotes, lomas alargadas y redondeadas por la erosión del viento constante, dunas, pedregales y zonas de vegetación raquítica y escasa; escasa pero vegetación, terreno todo él, en donde las unidades del Tercio 3º podían desembarazadamente y con holgura entrenarse.

Respecto al poblado legionario del Aaiún, estaba habitado en su totalidad por familias de legionarios, Cabos y Cabos Primeros casados. El continuo desvelo que siempre manifestó el mando por el bienestar de estas familias, culminó en la gran obra que fue este poblado legionario. Estaba situado a unos 200 metros del acuartelamiento, en un lugar despejado y muy idóneo dentro de las características especiales de este territorio.

Constaba de 55 viviendas en perfectas condiciones de habitabilidad, dotadas de cocina, comedor, servicios, dos o tres habitaciones-dormitorios (las había de dos tipos) y patio. Todas ellas disponían de un completo servicio de suministro de agua y electricidad. A los hijos del personal cuyos ingresos eran inferiores a 8.000 pesetas, se les facilitaba alimentación completa, consistente en desayuno, comida, merienda y cena. Como complemento, el poblado tenía anexo un colegio infantil, parque de atracciones, Alcaldía y circulo recreativo. El colegio estaba regentado por un individuo de tropa, en posesión de título de maestro de enseñanza primaria, recibiendo educación preescolar los hijos del personal residente, cuyas edades oscilaban entre los cuatro y los seis años. Es decir que en el Aaiún no solo se mantuvo la tradición de disponer de un poblado al lado del cuartel para la tropa casada, como ocurrió en Krimda, sino que incluso mejoró en prestaciones.

Otro aspecto que el 3er Tercio cuidó mucho en la época del Sahara fue la magnífica Sala de Banderas, templo de glorias y depositaria de la virtud, del honor, la heroicidad y el valor, donde se concentraron todos los recuerdos históricos que poseía el Tercio, convirtiéndola en un pequeño museo. En una monumental y artística vitrina estaba colocada la Bandera Nacional con la Corbata de San Fernando y Medallas Militares, rodeada de los Guiones del Tercio y Banderas. En una bellísima urna, el Libro de Honor del Tercio, en el que había numerosas firmas de Ministros y otras personalidades que habían realizado visitas a este Tercio y que utilizaron sendas plumas de colores, como los antiguos Tercios, para estampar sus autógrafos. El mobiliario, las paredes, los techos, todo era del más puro estilo español, como en los tiempos de D. Juan de Austria y Felipe II.

Los torreones de Sidi Buya se estrenaron en 1975 y se pagaron con los beneficios de los trapicheos en la frontera de Tah, anteriormente mencionados.

La Bandera de descanso en las Rehoyas

Otro acuartelamiento que quizás no se conozca mucho, por no ser duradero, es el de las Rehoyas en Las Palmas de Gran Canaria, de cuya explanada o plaza de armas pueden hablar los legionarios que formaban una nueva Bandera, la de Descanso, con una Cía del 3º Tercio y otra del 4º Tercio, relevándose cada 15 días. Al parecer este procedimiento de obligar a cambiar de aires a unidades orgánicas, trasladándolas medio mes a Canarias con carácter rotatorio, sólo duró unos dos años al principio de llegar al Sahara.